La primera, después de Infecciosos, en el peligro de la enfermedad.
La última, antes de Infecciosos, en aterrizar en la “nueva normalidad” Hospitalaria post-covid.
Discreta, sin hacer ruido, invisible para los medios de comunicación, incluso para el propio gabinete de prensa del hospital.
El 12 de marzo, “Internalia” (Medicina Interna 5A1) se convirtió en la primera “Planta Covid” del Hospital Virgen de la Victoria más allá de la Unidad de Infecciosos.
Todo el personal ha estado desde el principio en primera línea frente a la tormenta que se nos vino encima; trabajando codo con codo, riendo, llorando, aplaudiendo, haciendo piña.
Aquella tormenta empezó a avanzar y hubo que reconvertir más plantas en “plantas covid” que, a medida que fue amainando el temporal, fueron cerrando y volviendo a su actividad anterior en mayor o menor medida.
Desde aquel 12 de marzo el personal de la 5A1 ha estado enfrentándose a los nubarrones de la Covid19.
Finalmente, la semana pasada, casi tres meses después, Internalia volvió a su particular nueva normalidad: la de las 20 analíticas diarias, la de los enfermos grandes dependientes y la de los familiares acompañando a pie de cama.
Y lo hemos vuelto a hacer sin ruido, de manera discreta y, nuevamente, de manera invisible.
No podemos evitar sentir cierta envidia sana cuando miramos hacia atrás y vemos en la cuenta oficial en Redes Sociales de nuestro hospital mensajes de ánimo y reconocimiento hacia tantas y tantas compañeras que se han dejado la piel durante estos meses en otras unidades, en Urgencias, en UCI… Pero ninguna mención a la Quinta Planta, a Medicina Interna, a las personas que desde el minuto uno hemos estado remando en medio del huracán, y que hemos seguido remando ya bien metidos en el tiempo de descuento. Bueno, solamente una mención al personal de la Quinta, pero con fotos del personal de la Sexta en su planta…
Pero, aunque en muchos momentos tengamos la sensación de ser la cenicienta del hospital, al mirarnos a los ojos a través de las pantallas protectoras, trabajamos y cuidamos a nuestros enfermos diciéndonos a nosotras mismas que somos las más guapas del baile.
P.D.: a continuación os dejo el aria final de la Ópera de Rossini “La Cenerentola, ossia la bontà in trionfo”, que da título a este post.